El Camino de Aníbal
Jaén - Roma
18 de Julio / 7 de Agosto de 2003
En mi fracasada empresa de 2002 pude experimentar en primera persona el significado de gota fría en el levante español, lo que no entraba en mis cálculos. Creo que es fundamental mentalizarse de que en un viaje tan largo la lluvia, el calor extremo, viento, etc. serán fenómenos que nos acompañarán varios días irremediablemente. Particularmente, creo que la mejor época para practicar el cicloturismo suele coincidir con el periodo correspondiente a la segunda quincena de julio. En cualquier caso hay que estar prevenido y siempre llevar al menos un impermeable, varias mudas (incluso para el calzado) y algo de ropa de abrigo.
Peor todavía que pedalear bajo el diluvio universal es llegar a un camping calado hasta los huesos y ¿dormir? en un saco mojado, para reemprender el viaje al día siguiente con la ropa sucia y aún húmeda. Aunque el tiempo sea estupendo, en un viaje en solitario dormir en un camping significa que no puedes despegarte de tus pertenencias ni un solo instante, lo que no te permite descansar en condiciones. Con una planificación adecuada, se pueden encontrar hostales, pensiones, casas rurales, bed&breakfast, etc. que por un precio módico te ofrecen una habitación limpia, con tu baño particular, agua caliente, TV (para ver la información del tiempo), donde puedes lavar y secar tu ropa a diario, prepararte tus comidas y sobre todo, aparcar la bici en algún trastero que siempre tienen a disposición de sus clientes, olvidarte de ella, relajarte y darte un paseo por el pueblo como un turista convencional.
Comprar en tiendas y llevar la comida contigo es la opción más económica, pero a cambio debes arrastrar unos kilos extra que van minando tus fuerzas paulatinamente. Comer un menú, sentado, bajo techo, con aire acondicionado, no resulta demasiado caro y te permite descansar un par de horitas justo en el momento de mayor calor del día. He comprobado cómo en 11 días de ruta de la plata adelgacé 5 kg comprando en tiendas, mientras que en el camino de Aníbal en 22 días llegué a engordar un par de kilos. Para mí, la mejor opción resultó comprar en tiendas cena y desayuno (cuando no estaba incluido con el alojamiento), comer un menú en algún restaurante modesto y parar también un par de veces a lo largo de la mañana para comprar algo de bollería, tomar un bocadillo o algo por el estilo.
Intentar seguir un recorrido primitivo lo más fielmente posible es el sueño que todos ambicionamos, pero para desgracia de los cicloturistas, los ingenieros romanos eran excepcionalmente buenos, por lo que las vías que trazaron han sido utilizadas casi en su totalidad y transformadas en la base de nuestras autopistas de hoy. Circular por una carretera costera es extremadamente peligroso, en cambio elegir un recorrido por senderos significaría aumentar exageradamente la dureza del recorrido y los días necesarios para completar la ruta. La mejor opción para un viaje de muchos días es elegir carreteras secundarias bien asfaltadas y sin demasiado tráfico. En caso de tener que escoger, prefiero el stress del tráfico a buscarme una lesión metiéndome carriles con demasiada cuesta día tras día.
Todos los problemas anteriores pueden desembocar en una desmoralización completa que, al menos en mi caso, fue la responsable del abandono en la primera intentona. En un viaje en solitario la soledad es tu peor enemigo. A falta de un camarada que con su presencia te infunda las fuerzas cuando éstas te falten, debes contar con una sólida motivación. No basta con querer hacer algo, hay que desear fervientemente hacerlo; de lo contrario la más mínima dificultad representará tras varios días de ruta un obstáculo insalvable. Como el corredor de fondo, más que la fuerza y el entrenamiento físico cuentan la voluntad y la capacidad de despreciar el sufrimiento. En cualquier caso, siempre se deben proponer metas alcanzables.
